Juanito era un niño alegre y amigable.
Un día, Juanito notó que sus amigos ya no lo invitaban a jugar.
Juanito se preguntaba qué había hecho mal.
Decidió hablar con sus amigos y les preguntó por qué ya no querían jugar con él.
Sus amigos le dijeron que sentían que no los estaba escuchando.
Juanito se disculpó y prometió prestar más atención.
A partir de ese día, Juanito se esforzó en mostrar interés en lo que sus amigos decían.
Poco a poco, sus amigos comenzaron a invitarlo nuevamente a jugar.
Juanito aprendió que la amistad se construye con atención y escucha.
Y así, Juanito encontró el misterio detrás de los amigos perdidos.
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