En una granja repleta de colores y sonrisas, vivía un pequeño pollito llamado Pepito.
A diferencia de los otros pollitos, Pepito era especial, ¡era un pollito robot!
Sus plumas brillaban con colores cambiantes y sus patitas metálicas chispeaban bajo el sol.
Todos en la granja lo miraban con asombro y cariño.
Pepito era muy curioso y le encantaba aprender sobre el mundo.
Un día, Pepito quiso aprender a volar como las aves.
Pero por más que intentaba, su cuerpo de metal era muy pesado.
Pepito no se dio por vencido y siguió practicando día tras día.
Poco a poco, Pepito empezó a saltar más alto.
Hasta que un día, ¡logró volar por los cielos!
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