Había una vez una pequeña niña llamada Eloisa, de tan solo 3 años, que era muy valiente y aventurera. Ella vivía junto a sus padres, Pablo y Tania, que acababan de regresar de un viaje a Argentina. Durante su ausencia, Eloisa había quedado al cuidado de su amada abuela Gloria y su divertido tío Renato. Cuando sus padres regresaron a casa, Eloisa estaba ansiosa por contarles todas las emocionantes aventuras que había vivido mientras ellos estaban lejos. Quería compartir con ellos la excursión más emocionante que había hecho al cerro Ñielol con su tío Renato y su abuela Gloria.
Eloisa se sentó en la cama, junto a sus padres, y comenzó a contarles su historia, mientras sus ojos brillaban de emoción: "Papá, mamá, ¡tendrán que escuchar lo que me pasó! Fui de excursión al cerro Ñielol y fue realmente increíble." "Cuando llegamos al cerro, nos encontramos rodeados de hermosos árboles y flores de colores brillantes. Era como estar en un cuento de hadas", dijo Eloisa entusiasmada.
"¡Qué maravilla, Eloisa!", exclamaron sus padres asombrados, ansiosos por escuchar más. "Ese día, subimos por senderos estrechos, escuchando el canto de los pájaros y respirando el aire fresco de la montaña. Llegamos a una cueva escondida, donde había murciélagos y formaciones de estalactitas y estalagmitas. ¡Era tan emocionante! Hicimos una parada para merendar y compartimos todas las delicias que abuela Gloria había preparado", continuó Eloisa.
"¡Vaya aventura, Eloisa! Tus abuela y tío parecen haber cuidado de ti de maravilla", dijeron sus padres orgullosos. "¡Y eso no es todo!", exclamó Eloisa emocionada. "Después, subimos hasta la cima del cerro, donde pudimos ver un paisaje impresionante. Desde allí, podíamos ver todo el pueblo y hasta el lago. ¡Fue como estar en lo más alto del mundo!"
Sus padres la miraron con asombro y le dieron un abrazo lleno de amor y orgullo. "Eloisa, eres realmente valiente y aventurera. Estamos tan felices de que hayas tenido una experiencia tan maravillosa". Eloisa sonrió y se acurrucó en la cama, mientras sus padres la arropaban suavemente. "Gracias, mamá y papá, por dejarme vivir estas aventuras emocionantes. Pero lo más importante para mí es que ustedes estén aquí conmigo ahora, y que estemos juntos como familia".
Sus padres le dieron un beso de buenas noches y le susurraron al oído: "Siempre estaremos juntos, Eloisa, pase lo que pase. Te amamos mucho". Eloisa se sintió feliz y segura, mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar por los sueños. Sabía que, sin importar cuántas aventuras viviera, siempre tendría el amor y el apoyo de su maravillosa familia.