Había una vez una niña llamada Sofía. Ella era una niña solitaria y triste, porque no tenía muchos amigos con quienes jugar. Sofía vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos y montañas altas. Cada día, Sofía miraba a los niños del pueblo mientras jugaban y se divertían juntos. Pero ella siempre se quedaba observando desde lejos, sin atreverse a acercarse y unirse a ellos. Esto la hacía sentir aún más solitaria y triste.

Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, Sofía vio algo brillar entre los árboles. Se acercó con curiosidad y descubrió una brillante mariposa azul. La mariposa le habló y le dijo: "Hola, Sofía. He visto lo triste que te sientes y quiero ayudarte a encontrar la felicidad". Sofía se sorprendió al escuchar a la mariposa hablar, pero también se emocionó al saber que alguien se preocupaba por ella. La mariposa continuó: "Para encontrar la felicidad, debes encontrar el coraje y la confianza en ti misma. No tengas miedo de acercarte a los demás y hacer nuevos amigos".

Sofía asintió, determinada a probar lo que la mariposa le decía. Al día siguiente, cuando vio a los niños del pueblo jugando en el parque, decidió acercarse y preguntar si podía unirse a ellos. Los niños la miraron con sorpresa, pero enseguida la aceptaron y pronto estaban riendo y divirtiéndose juntos. A medida que los días pasaban, Sofía se hizo amiga de más niños. Descubrió que todos habían tenido miedos e inseguridades en algún momento de su vida. Juntos, superaron esos miedos y encontraron la felicidad en la amistad.

Sofía ya no se sentía solitaria ni triste. Tenía un montón de amigos con quienes jugar y pasar tiempo juntos. Aprendió que compartir sus pensamientos y sentimientos con los demás, ayudaba a que todos se sintieran más cerca y felices. La mariposa azul visitaba a Sofía de vez en cuando, recordándole lo valiente y especial que era. Sofía nunca olvidaría la lección de amistad que aprendió y siempre estaría agradecida a la mariposa por guiarla hacia la felicidad.

Y así, Sofía y los niños del pueblo vivieron muchas aventuras juntos, siempre recordando que la amistad y la confianza en uno mismo son los mejores remedios para vencer la tristeza y la soledad. Y colorín colorado, esta historia de amistad y valentía ha acabado. Buenas noches, pequeños soñadores.