Ana y su amigo Bruno, un oso grande, iban a buscar aventuras.
Bajo un cielo azul, encontraron un burro llamado Benito.
Con cuidado, cruzaron un río fresco con ayuda de Carmen, una canoa contenta.
Después de la travesía, descansaron junto a un árbol dando gracias.
En el bosque espeso, escucharon el eco de emprendedores elefantes.
Fue entonces cuando encontraron unas flores fantásticas y fragantes.
Gatos gordos y graciosos los guiaron hasta un jardín glorioso.
Había una casa hecha de hielo en el horizonte, hechizante.
Inventaron historias ilustradas sobre ídolos imaginarios y islas idílicas.
Jugando en un jardín japonés, juntaron joyas de jade junto a Julián.
Kilos de kiwis y kakíes conocieron en la cocina de la casa de Karla.
Las llamas llevaban lana ligera, luciendo lozanía en la llanura.
Mañana mágica, miradas maravilladas ante montañas majestuosas.
Reflection Questions