Había una vez un conejito de color café llamado Conejito. Era muy travieso y siempre estaba buscando aventuras. Un día soleado, Conejito decidió explorar el campo. Conejito se puso su suave y calentito saco azul, que lo hacía lucir muy elegante. Con su saco ajustado y cómodo, se sentía listo para comenzar su divertido paseo por el campo.
Mientras correteaba por el camino de piedras, Conejito encontró una mariposa de colores brillantes. La mariposa volaba tan rápido que Conejito tuvo que correr aún más rápido para alcanzarla. ¡Era una carrera muy emocionante! Aunque Conejito era rápido, la mariposa era más ágil y finalmente desapareció entre las flores silvestres. Sin embargo, Conejito no se desanimó, pues sabía que siempre habría nuevas aventuras esperándolo. Siguió corriendo por el campo y se encontró con un gracioso pajarito que saltaba de rama en rama. Conejito se detuvo un momento para observarlo. El pajarito cantaba una hermosa melodía, llenando el aire de alegría y calma.
Conejito se emocionó tanto con el espectáculo del pajarito que comenzó a bailar al ritmo de su canción. Saltaba y giraba sin parar, llenando el campo de risas y diversión. Aunque ya estaba cansado, Conejito no pudo evitar sonreír al ver la carita feliz del pajarito. Continuó su camino por el campo y encontró una pequeña charca. En ella, había unos renacuajos jugando y saltando. Conejito se unió a ellos y comenzaron a competir para ver quién saltaba más alto. No importaba si ganaban o perdían, lo importante era disfrutar del juego. Conejito y los renacuajos saltaron tan alto que llegaron hasta las nubes, donde se detuvieron un momento para descansar y disfrutar del cálido sol.
Después de pasar un rato maravilloso saltando, Conejito se despidió de los renacuajos y continuó su camino hacia casa. El campo ya no guardaba más sorpresas, pero Conejito sabía que siempre habría nuevos lugares y aventuras por descubrir. Al llegar a su hogar, Conejito se quitó su saco azul y se metió en su cálida y acogedora cama. Antes de cerrar los ojitos, agradeció por el increíble día que había tenido en el campo, lleno de risas, juegos y nuevas amistades.
Conejito soñó con mariposas de colores, pajaritos cantarines y renacuajos saltarines en su precioso campo. Y así, con su saco azul guardado en su armario, Conejito se durmió, esperando con ansias sus futuras aventuras.
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