Había una vez una princesa llamada Ana que vivía en un colorido castillo.
La princesa Ana iba a cumplir seis años y estaba muy emocionada por su fiesta.
Ella invitó a todos sus amigos del reino, desde el caballero más valiente hasta el panadero más dulce.
Ana soñaba con una gran torta de chocolate y decoraciones de estrellas y corazones.
La noche antes del cumpleaños, Ana no pudo dormir pensando en los regalos y sorpresas.
Al despertar, el sol brillaba y los pájaros cantaban, era el inicio de un día perfecto.
Los invitados empezaron a llegar con regalos envueltos en papeles relucientes y lazos de colores.
Juegos y risas llenaban el aire mientras los niños jugaban en los jardines del castillo.
Finalmente, presentaron la torta y Ana sopló las velas con una gran sonrisa.
Abrió sus regalos, encontrando libros, juguetes y un collar brillante de mama y papa rey.
La fiesta terminó con un baile mágico donde todos giraban y reían hasta el anochecer.
Ana se fue a dormir esa noche, feliz y agradecida por la mejor fiesta de cumpleaños.
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