Había una vez en un lugar muy lejano, un pequeño dou dou mágico que llegó para dar amor a los bebés. El dou dou era rosa y suave como una nube. Tenía poderes especiales para hacer que los bebés se sintieran queridos y seguros. Su nombre era Dulce.
Dulce recorría el mundo en búsqueda de bebés que necesitaran su amor. Un día, encontró a la pequeña Sofía en su cuna. Sofía estaba llorando y no podía dormir. Dulce se acercó sigilosamente y le dio un suave abrazo. Al instante, Sofía se tranquilizó y sonrió. Desde ese día, Sofía y Dulce se convirtieron en mejores amigos.
Dulce también encontró a Lucas, un bebé travieso que no le gustaba dormir. Lucas siempre quería jugar y nunca se cansaba. Pero cuando Dulce llegó, Lucas entendió que era hora de descansar. Dulce lo acunó con cariño y Lucas se quedó dormido al instante. Desde ese día, Lucas y Dulce jugaban durante el día y dormían tranquilamente durante la noche.
Dulce viajó por todos los lugares, encontrando bebés que necesitaban su amor. Con cada bebé que conocía, Dulce se hacía más fuerte y más feliz. Todos los bebés del mundo sabían que podían contar con Dulce cuando necesitaran amor y consuelo.
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