Había una vez en un castillo un grillo llamado Pillo. Pillo era muy travieso y no dejaba dormir a nadie en el castillo porque cantaba fuerte como un martillo. Todas las noches, cuando todos estaban listos para dormir, Pillo comenzaba a cantar y nadie podía descansar.
Los habitantes del castillo estaban cansados y no sabían qué hacer. El rey, la reina y los sirvientes no podían dormir por el ruido del grillo. Decidieron buscar una solución para poder descansar.
Después de mucho pensar, el rey tuvo una idea. Mandó construir una pequeña jaula de cristal para Pillo. Así, el grillo podría seguir cantando, pero su sonido no molestaría a nadie.
A partir de ese día, el castillo volvió a ser tranquilo y todos pudieron dormir sin problemas. Pillo seguía cantando, pero su canto era suave y agradable. Incluso se convirtió en la mascota del castillo.
Y así, Pillo aprendió que cantar fuerte no siempre es bueno. Aprendió a ser más considerado con los demás y a disfrutar de su canto sin molestar. Y el castillo vivió feliz para siempre.
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