Había una vez un líder y un empleado rebelde.
El líder siempre trabajaba muy duro y con responsabilidad.
El empleado rebelde era flojo y nunca escuchaba instrucciones.
El líder decidió hablar con el empleado sobre su actitud.
El empleado rebelde se dio cuenta de su error y decidió cambiar.
El líder le dio oportunidades al empleado para demostrar su cambio.
El empleado rebelde se esforzó y se convirtió en un gran trabajador.
El líder y el empleado rebelde se volvieron buenos amigos.