Había una vez un leoncito bebé que le gustaba dormir.
El leoncito dormía todo el día y nunca quería jugar.
Sus amigos los monos, los elefantes y los tigres querían que el leoncito jugara con ellos.
Intentaron despertarlo de muchas formas, pero el leoncito solo bostezaba y se volvía a dormir.
Un día, llegó una tortuga muy sabia y le habló al leoncito en su sueño.
La tortuga le dijo al leoncito que si solo duerme, se perderá de muchas cosas divertidas.
El leoncito no quería perderse más cosas, así que decidió jugar con sus amigos.
Ahora el leoncito bebé duerme un poco menos y juega mucho más.