Luna y el conejito se encontraron en el bosque. La luna brillaba sobre ellos, iluminando el camino.
El conejito estaba triste. Luna lo consoló con sus dulces palabras y juntos emprendieron un viaje mágico.
Caminaron por el río plateado, saltaron sobre rocas brillantes y bailaron bajo las estrellas.
Encontraron un puente arcoíris donde descubrieron la verdadera fortaleza de su amistad.
Al final, el conejito sonrió. Luna sabía que su amistad era tan mágica como la luna misma.
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