Había una vez en un pequeño pueblo un niño llamado Jesús que tenía un corazón muy amoroso. Ayudaba a todos los animales que encontraba en su camino.
Un día, Jesús encontró a un conejito herido. Lo cuidó y curó con mucho amor. Desde ese día, el conejito se convirtió en su mejor amigo.
Jesús también ayudó a una tortuga a cruzar la carretera y a un perrito perdido a encontrar su hogar. Todos los animales eran muy felices a su lado.
Jesús también hacía milagros. Un día, convirtió el agua en limonada cuando todos tenían sed. ¡Fue increíble!
Otro día, Jesús multiplicó los panes y los peces, alimentando a muchas personas que tenían hambre. ¡Fue un gran milagro de amistad y generosidad!
Jesús también curó a un niño enfermo y devolvió la vista a un anciano ciego. Siempre usaba su poder para ayudar a los demás.
Los milagros de Jesús se extendieron por todo el pueblo y las personas comenzaron a amarlo más y más. Todos querían ser amigos de Jesús.
Jesús enseñó a las personas a ser buenos amigos y a amarse unos a otros. Les mostró que el amor y la amistad son los milagros más hermosos.
Al final, Jesús dejó un mensaje de amor y amistad en los corazones de todas las personas en el pueblo. Su amor y bondad nunca serán olvidados.
Y así, el niño Jesús y sus milagros de amistad se convirtieron en una inspiración para siempre.
Reflection Questions