Había una vez un niño llamado Ramon, que era muy especial.
Ramon tenía una caja donde guardaba tesoros que lo hacían único.
En la caja, Ramon ponía una peonza, una muñeca, y un balón.
También había un disco de música y ropa que amaba llevar puesta.
Además, escondía chocolates y gominolas, que le traían alegría.
Un ladrón entró y tomó la caja que Ramon guardaba con amor.
Ramon lloró mucho al descubrir que su caja ya no estaba.
Se preguntó qué haría sin las cosas que mostraban quién era.
Sin embargo, con el tiempo Ramon empezó a entender algo importante.
Se dio cuenta de que lo que hacía especial a una persona no eran cosas.
Era su risa, su curiosidad, y cómo amaba y cuidaba a los demás.
Ramon se volvió aún más especial por saber que lo de dentro es lo que cuenta.
Reflection Questions