Érase una vez un niño llamado Carlos que amaba aprender sobre los animales. Un día, Carlos decidió visitar el zoo para descubrir más sobre ellos. Su mamá le dio un cuaderno para que escribiera todo lo que aprendiera.
Carlos comenzó su aventura en el zoo y se encontró con el primer recinto. ¡Eran los leones! Carlos observó a los leones rugir y jugar. Se asombró al ver cómo el león papá protegía a sus pequeños cachorros.
Después de visitar a los leones, Carlos encontró una jirafa alta y elegante. La jirafa estiró su cuello para alcanzar las hojas de los árboles. Carlos aprendió que las jirafas son los animales más altos de la Tierra.
En su emocionante aventura, Carlos se encontró con un mono travieso que saltaba de árbol en árbol. Carlos se rió mucho al ver cómo el mono hacía muecas y se balanceaba de las ramas.
Carlos continuó su camino y llegó al recinto de los elefantes. Quedó impresionado al ver lo grandes que eran y cómo bebían agua con sus largas trompas. Carlos anotó en su cuaderno que los elefantes son animales muy inteligentes.
El último animal que Carlos conoció fue el pingüino. Los pingüinos nadaban en el agua y se deslizaban sobre el hielo. Carlos pensó que eran muy divertidos y graciosos.
Después de un día lleno de aventuras en el zoo mágico, Carlos volvió a casa. Estaba muy contento con toda la información que había aprendido sobre los animales. ¡Seguro que visitaría el zoo de nuevo para aprender aún más!
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