Había una vez en un reino lejano, dos princesas encantadoras llamadas Sophia y Leah.
Eran hermanas gemelas, pero tenían personalidades muy diferentes. Sophia era audaz y aventurera, siempre dispuesta a explorar el mundo que la rodeaba.
Leah, en cambio, era dulce y cariñosa, pasaba su tiempo cuidando de los animales y las plantas en los jardines del castillo.
Un día, en el reino, se supo que un feroz dragón había despertado de su largo sueño y estaba causando estragos en los pueblos cercanos.
El rey convocó a todos los valientes caballeros del reino para enfrentar al dragón, pero ninguno pudo vencerlo.
La princesa Sophia, emocionada por la idea de una aventura, decidió unirse a la lucha junto con los caballeros.
La princesa Leah, preocupada por su hermana, decidió acompañarla para asegurarse de que estuviera a salvo.
Aunque Sophia era valiente y fuerte, Leah sabía que todos necesitaban apoyo en momentos difíciles.
Con valentía y trabajo en equipo, el Príncipe Leo, Sophia, y Leah lograron derrotar al dragón y salvar el reino.
El rey y el pueblo estaban agradecidos por su valentía, y el Príncipe Leo les entregó medallas por su coraje.
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