Elisa, con su traje de baño y toalla, miró la gran piscina. Sus ojitos se llenaron de lágrimas.
Su mamá la abrazó. 'El agua es tu amiga', le susurró, dándole un beso en la frente.
Junto a los otros niños, Elisa puso un pie en el agua. Estaba fría y moviéndose.
La profesora, con una sonrisa, animó a Elisa. '¡Vamos, tú puedes!' le dijo.
A poco andar, Elisa chapoteó. El miedo empezó a irse. 'Es como un baño grande', pensó.
Con ayuda de un flotador, Elisa se dejó llevar por el agua, riendo cuando salpicó.
Uno, dos, tres empujones y Elisa ya estaba nadando. '¡Lo estoy haciendo!', gritó contenta.
Miró a su mamá, que la grababa orgullosa. '¡Mira, mamá!', le llamó con alegría.
Elisa aprendió rápido. 'El miedo nos enseña', explicó la profesora, 'pero el valor nos hace crecer'.
Cada día, Elisa nadaba mejor. Sus amigos la llamaban 'la pececita valiente'.
Al final de la clase, Elisa salió de la piscina sonriendo. 'Quiero volver mañana', exclamó.
Mamá abrazó a su niña, 'Has sido muy valiente, Elisa. Estoy muy orgullosa de ti'.
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