Una noche, Emma miró las estrellas.
Las estrellas brillaban en el cielo oscuro.
Emma se preguntó dónde vivirían las estrellas.
Ella imaginó que las estrellas tenían su propia casa.
Decidió construir una casita para las estrellas.
Emma llevó la casita al jardín y la colocó con cuidado.
Esperó toda la noche, pero las estrellas no vinieron.
Al día siguiente, Emma se despertó y miró afuera.
Las estrellas habían venido y estaban en su casita.
Emma estaba feliz de compartir su casa con las estrellas.
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