Había una vez una niña llamada Isabella que tenía una amiga muy especial llamada Josefina. Todas las noches, antes de irse a dormir, Isabella le enviaba a Josefina frases de buenas noches para recordarle cuánto la quería. Josefina siempre se sentía muy feliz al recibir estas palabras llenas de cariño.
Una noche, mientras Isabella pensaba en qué frase especial enviar a Josefina, se le ocurrió decirle que era la mejor amiga del mundo. Isabella escribió: 'Eres mi amiga especial y quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti'. Ella imaginó a Josefina sonriendo al leer esas palabras.
Otra noche, Isabella decidió decirle a Josefina que era una persona muy valiente y fuerte. Escribió: '¡Buenas noches, amiga valiente! Nunca dejes de ser tú misma y lucha por tus sueños'. Isabella se imaginó a Josefina sintiéndose motivada y segura de sí misma.
Una tarde, Isabella quiso recordarle a Josefina lo inteligente que era. Escribió: 'Dulces sueños, amiga inteligente. Tu inteligencia es un regalo, úsala para hacer grandes cosas'. Isabella imaginó a Josefina sintiéndose llena de confianza en sus habilidades.
En otra ocasión, Isabella quiso agradecerle a Josefina por siempre estar ahí para ella. Escribió: '¡Que tengas dulces sueños, amiga leal! Tú siempre me apoyas y eso significa mucho para mí'. Isabella se imaginó a Josefina sonriendo y sintiéndose especial.
Una noche, Isabella quiso recordarle a Josefina lo hermosa que era, tanto por dentro como por fuera. Escribió: 'Buenas noches, amiga hermosa. Tu belleza brilla desde adentro y eso es lo que te hace única'. Isabella imaginó a Josefina sonriendo y sintiéndose feliz.
Cada noche, Isabella elegía una frase diferente para Josefina. La amistad entre ellas se hacía cada vez más fuerte con cada palabra que compartían. Josefina empezaba a enviarle frases de buenas noches también, porque sabía lo importante que era expresar su amor y cariño.
Con el paso del tiempo, las niñas siguieron siendo amigas inseparables. Siempre recordaban las frases de buenas noches que se enviaban y eso las hacía sentir más unidas. Isabella y Josefina aprendieron que una simple frase de amor puede alegrar el corazón de alguien especial.
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