Había una vez un perrito que vivía en un castillo.
  El perrito se llamaba Juan y le encantaba explorar.
  Un día, Juan encontró un tesoro escondido en el castillo.
  Decidió compartir el tesoro con todos sus amigos.
  El castillo se llenó de risas y alegría.
  Juan aprendió que compartir hace felices a todos.
  Y desde ese día, el castillo siempre fue un lugar especial.
  Y Juan, el perrito feliz, siguió explorando y compartiendo.
  
Reflection Questions