En un océano donde las olas son de cristal y los corales resplandecen con luz propia, habita una criatura que canta melodías que calman las tormentas.
Esta criatura, con escamas iridiscentes y una voz que evoca la serenidad del mar profundo, entona cantos que restauran la paz y armonizan el mundo submarino.
Cada vez que las criaturas marinas se sienten intranquilas, nadan hacia donde el canto de la criatura se vuelve más fuerte.
El sonido de su canto es tan poderoso que las olas agitadas se calman y los vientos rugientes se convierten en una brisa suave.
Un día, un tiburón enfurecido nadó hacia la criatura, decidido a interrumpir su canto y sembrar el caos en el océano.
La criatura, sin temor, continuó cantando con una voz aún más fuerte, llenando el océano con su majestuosidad y valentía.
El canto de la criatura tocó el corazón del tiburón, que se detuvo en seco y dejó de atacar.
Desde ese día, el tiburón se convirtió en un leal protector de la criatura, asegurando que nadie se atreva a interrumpir su canto.
La criatura de las olas de cristal continuó cantando sus melodías, devolviendo la paz y la armonía al océano día tras día.
Y así, todos los habitantes del mar sabían que siempre encontrarían serenidad cerca de la criatura de las olas de cristal.