Había una vez una valiente detective llamada Valentina. Vivía en un antiguo castillo rodeado de bellos jardines. Valentina montaba a caballo todas las tardes por los alrededores del castillo para encontrar pistas y resolver misterios.
Una noche, mientras Valentina dormía, un horrible monstruo atacó el castillo. El castillo quedó completamente destruido. Valentina se levantó y encontró todo en ruinas. Decidió que era su deber descubrir quién era el responsable de esta maldad y hacerle pagar por su acción.
Valentina comenzó a buscar pistas por todo el lugar. Revisó cuidadosamente cada habitación, miró bajo las piedras y detrás de los cuadros. De pronto, encontró un pedazo de tela rasgada debajo de una silla.
Continuando con su investigación, Valentina siguió las huellas dejadas por el monstruo. Las huellas la llevaron hasta el bosque oscuro y tenebroso. Valentina caminó con valentía y coraje, sin rendirse.
Finalmente, después de mucho buscar, Valentina encontró al villano escondido en una cueva secreta. El villano intentó escapar, pero Valentina fue más rápida y lo atrapó. Llamó a las autoridades del reino y el villano fue llevado a prisión.
Valentina fue aclamada como la heroína del reino y el castillo fue reconstruido más hermoso que nunca. Todos en el reino admiraban la valentía de Valentina y ella continuó resolviendo misterios y protegiendo a su pueblo.
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