Habia una vez una liebre curiosa.
La liebre pensaba que todo era bueno o malo.
Un día, la liebre conoció a una tortuga sabia.
La tortuga explicó: 'Nada es completamente bueno o malo.'
La liebre no entendía, así que la tortuga le dio un ejemplo.
La tortuga le enseñó algo lindo y algo feo al mismo tiempo.
La liebre se sorprendió y comenzó a ver el mundo de manera diferente.
Ahora podía ver la belleza en cosas que antes consideraba feas.
La liebre aprendió que todo depende de cómo se vea.
Desde ese día, la liebre disfrutó de todas las maravillas del mundo.
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