Una tarde nublada, los hermanos Sergio y Diego jugaban en el parque cuando sintieron algo extraño.
Cada vez que miraban atrás, veían una sombra oscura acercándose a ellos lentamente.
Sergio, siendo el mayor, decidió ser valiente y encaró a la sombra para proteger a Diego.
Diego, asustado, encontró una mesa de madera y se escondió debajo, temblando de miedo.
Con todas sus fuerzas, Sergio gritó hacia la sombra, y un relámpago iluminó el cielo.
La sombra se detuvo, como si estuviera confundida y sorprendida por el valor de Sergio.
Sergio sintió su miedo alejarse y continuó gritando, cada vez más fuerte y decidido.
Diego, debajo de la mesa, admiraba la valentía de su hermano y reunía su propio coraje.
Con un último grito potente de Sergio, la sombra empezó a desvanecerse en la nada.
Diego salió de su escondite y corrió hacia Sergio, abrazándolo con alivio y admiración.
Juntos observaron como la tarde se despejaba y la sombra desaparecía completamente.
Los hermanos, ahora más unidos que nunca, regresaron a casa con una historia para contar.
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