Había una vez un adorable manatí llamado Manolo que vivía feliz en el Río Magdalena. Manolo tenía un hermoso pelaje gris y grandes ojos oscuros. Era muy curioso y siempre quería explorar nuevas aventuras.
Un día, Manolo decidió aventurarse más allá de su hogar habitual en busca de nuevas experiencias. Comenzó a nadar río abajo, encontrándose con muchos amigos en el camino. Vio a una tortuga tranquila descansando en una roca y a unos pájaros coloridos volando sobre el agua cristalina.
Mientras se deslizaba por el río, Manolo notó que el agua estaba cada vez más sucia. Vio basura flotando y peces enfermos. Se dio cuenta de que el Río Magdalena necesitaba ayuda. Decidió hacer algo al respecto y nadó en busca de una solución.
Manolo encontró a una niña llamada Isabella que estaba recogiendo basura en la orilla del río. Juntos, comenzaron a limpiar el agua y a educar a otros animales sobre la importancia de mantener el río limpio. Pronto, más animales se unieron a su causa y el Río Magdalena volvió a brillar.
El esfuerzo de Manolo y sus amigos hizo que el Río Magdalena se convirtiera en un lugar hermoso y limpio nuevamente. Los animales estaban felices y agradecidos por su valiosa ayuda. Manolo aprendió que todos pueden marcar la diferencia y proteger la naturaleza, ¡sin importar cuán pequeños sean!
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