Leo caminaba por su pueblo, mirando todo con curiosidad. Un cartel brillante captó su atención: '¡Ven y ve la Máquina de las Maravillas!'
Era un sábado soleado, y Leo no tenía planes. Así que decidió seguir el camino hacia la Máquina de las Maravillas.
Cuando llegó, una pequeña multitud se había reunido. En el centro había una caja con luces y botones de colores.
Un hombre con una bata blanca sonrió a Leo. 'Soy el Dr. Maravillas, ¿te gustaría probar mi invento?'
Leo asintió con entusiasmo. El Dr. Maravillas explicó, 'Esta máquina puede mostrarte maravillas que jamás habías imaginado.'
'Pero antes, debes pensar en algo bueno que hayas hecho hoy', dijo el Dr. Maravillas.
Leo pensó un momento. 'Ayudé a mi mamá en casa sin que ella me lo pidiera', dijo con orgullo.
El Dr. Maravillas sonrió aún más. '¡Perfecto! Ahora presiona este botón azul.'
Al presionar el botón, la máquina comenzó a zumbir y las luces parpadeaban.
De repente, la caja se abrió y mostró un pequeño jardín lleno de flores que cantaban.
'Wow, nunca he visto flores cantar', exclamó Leo, asombrado.
El Dr. Maravillas explicó que la máquina podía crear maravillas basadas en actos de bondad.
Leo se fue a casa esa tarde con una sonrisa, pensando en qué otra bondad podría hacer para ver más maravillas.
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