Había una vez un grupo de amigos llamado Los Diagramas de Flujo. Cada uno de ellos era diferente y único, pero juntos formaban un equipo fuerte y poderoso.
El primer amigo era Círculo, siempre amigable y dispuesto a escuchar a los demás. Luego estaba Cuadrado, ordenado y lógico en todas sus decisiones. Triángulo era el más creativo y siempre encontraba soluciones innovadoras. Rectángulo era el más organizado y se encargaba de mantener a todos en el camino correcto.
Juntos, Los Diagramas de Flujo trabajaban en problemas complicados y desafiantes. Se ayudaban mutuamente y siempre buscaban maneras de incluir a todos en su proceso de toma de decisiones. Nunca dejaban que las diferencias los separaran, sino que las utilizaban para encontrar las mejores soluciones posibles.
Un día, llegó un nuevo amigo llamado Rombo. Rombo tenía ideas diferentes a las de los demás y al principio, algunos de Los Diagramas de Flujo no estaban seguros de cómo incluirlo en el equipo. Pero luego se dieron cuenta de que las ideas únicas de Rombo podían ser una gran ventaja para el grupo.
A medida que Los Diagramas de Flujo trabajaban juntos, también se dieron cuenta de que había personas diferentes fuera de su grupo que también tenían excelentes ideas. Decidieron invitar a otras personas a unirse a su equipo y así formaron un grupo aún más inclusivo y diverso.
Los Diagramas de Flujo demostraron que todos somos importantes y que nuestras diferencias nos hacen fuertes. Aprendieron a escuchar y valorar las ideas de los demás, sin importar cuán diferentes fueran. Juntos, resolvieron problemas y lograron cosas increíbles.
Y así, Los Diagramas de Flujo se convirtieron en un ejemplo para todos, mostrando cómo la inclusión y el trabajo en equipo pueden llevarnos a grandes éxitos. Siempre recordaron que todos somos únicos, pero juntos somos invencibles.
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