Había una vez en un bosque muy lejano, unos adorables osos voladores.
Estos osos tenían la habilidad de volar y jugar entre las nubes del cielo.
Un día, uno de los osos voladores llamado Oliver se lastimó una pata.
Sus amigos, Luna y Max, sintieron tristeza y preocupación por Oliver.
Luna y Max decidieron ayudar a Oliver mientras se recuperaba de su herida.
Le trajeron alimentos, lo cuidaron y jugaron a su lado para hacerlo sentir mejor.
Oliver se sintió feliz y agradecido por la amabilidad y empatía de sus amigos.
Desde ese día, los osos voladores siempre se apoyaron y cuidaron unos a otros.
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