Milan y Lucas encontraron un agujero misterioso al pie de un viejo árbol.
Valientes, los dos hermanos se tomaron de la mano y atravesaron el agujero juntos.
Se vieron rodeados de colores vivos y risas en la Tierra de las Risas.
Un duende sonriente llamado Chispa los saludó y los invitó a jugar.
Entre juegos de escondidas y bailes, Milan y Lucas rieron hasta el atardecer.
Tristes de irse, se despidieron de Chispa, prometiendo guardar el secreto del agujero.
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