Pablo era un pingüino pequeño y curioso. Todos los días veía a los pájaros volando en el cielo y soñaba con volar también. Pero los pingüinos no pueden volar. Un día, Pablo encontró unas alas de mariposa y decidió ponérselas.
Con las alas de mariposa, Pablo saltó desde el acantilado. Pero en lugar de volar, cayó al agua fría. Otros pingüinos se reían de él y le decían que los pingüinos no pueden volar. Pablo se sintió triste y avergonzado.
Pablo se encontró con un delfín llamado Diego. Diego le preguntó por qué estaba triste. Pablo le contó a Diego cómo quería volar como los pájaros. Diego le dijo a Pablo que no se preocupara y que él también tenía un sueño: ser el delfín más divertido.
Diego le sugirió a Pablo que intentara nadar con él en lugar de volar. Pablo aceptó y los dos se divirtieron mucho nadando juntos. Pablo se dio cuenta de que cada uno tiene habilidades únicas y que todos los sueños son importantes.
Pablo se convirtió en un gran nadador y enseñó a otros pingüinos a nadar también. Aprendió a ser empático y a apoyar los sueños de los demás. Ahora, Pablo se sentía feliz, aunque aún soñaba con volar de vez en cuando.
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